Fundación 1º de Mayo | 18 de abril de 2024

MEMORIA C8M (REVISTA C8M)

Las mujeres de CCOO en la huelga del 14-D. Por Mª Jesús Vilches

    Como en todas las luchas, las mujeres afiliadas en CCOO participaron en la preparación de la huelga general del 14 de diciembre de 1988. También las trabajadoras en general la secundaron, contribuyendo a su éxito. Lo cuenta María Jesús Vilches Arribas, quien fue Secretaria confederal de Mujer de CCOO durante los años 1987-2000.

    24/04/2020.
    Las mujeres de CCOO en la huelga del 14-D. Mª Jesús Vilches

    Las mujeres de CCOO en la huelga del 14-D. Mª Jesús Vilches

    Me solicitan que escriba sobre el 14-D y el papel de las mujeres de CCOO en aquella huelga emblemática, pero cuando echo la vista atrás y hago repaso de la situación de las trabajadoras en España en esos momentos, encuentro que las luchas especificas tenían un amplio espectro que sobrepasaba la motivación que llevo a los sindicatos mayoritarios a convocar la huelga general del 14 de diciembre de 1988.

    Esa década comienza con la aprobación del Estatuto de los Trabajadores en 1980, y un poco más tarde, concretamente en 1986, se produce la entrada de España en la Unión Europea. Por tanto, en nuestro país estábamos en mantillas en cuanto a políticas y leyes específicas de género se refería. Precisamente el más importante impulso de la joven democracia española se produce con la adecuación de nuestra normativa a las normas antidiscriminatorias emanadas de la Unión Europea, ya que era una exigencia revisar dichas normas y adecuarlas al marco comunitario.

    En esos momentos estábamos inmersos en la denuncia de los convenios proteccionistas internacionales que estaban en vigor en España, concretamente los convenios sobre Trabajo nocturno y Trabajo subterráneo de las mujeres. Era una realidad la baja tasa de actividad de las mujeres mientras que las cifras de desempleo eran muy abultadas, así como la participación femenina en la economía sumergida, claramente mayoritaria en sectores como el calzado, el textil, la agricultura, la hostelería y el trabajo doméstico. Las normas de Conciliación entre vida personal, familiar y laboral aún no habían llegado ni se las esperaba (la primera ley al respecto se produce en 1999), lo que constituía mayores obstáculos para el acceso de las mujeres al mundo laboral regulado; al desregulado sí accedían.

    Si repasamos en qué situación estaba la negociación colectiva, pues iba avanzando pero conviviendo con las Ordenanzas Laborales, normas con contenidos discriminatorios por sexo. El periodo de transición de las Ordenanzas a los Convenios colectivos produjo no pocas situaciones de discriminación indirecta, aunque a veces también se colaban discriminaciones directas. Fue permanente el trabajo de detección y eliminación de dichas cláusulas durante un largo periodo. En las Relaciones Laborales españolas con relación al género estaba todo por hacer y dentro de las organizaciones sindicales podemos decir que estábamos en mantillas.

    La historia del Movimiento Obrero, en general, y el caso español no era una excepción, es una historia masculina donde las grandes luchas, de forma mayoritaria, se han desarrollado en sectores masculinos; por tanto, un sindicato como CCOO, aunque más permeable a las reivindicaciones femeninas que otros, presentaba importantes incomprensiones. El tener que trabajar desde las Secretarías de la Mujer en una doble vertiente hacia todo más trabajoso, me refiero a desarrollar propuestas hacia el interior del sindicato, para el necesario cambio de mentalidades, y hacia la sociedad, para incidir en las normas, leyes, acuerdos, con el objetivo de cambiar un mercado laboral en el que las mujeres accedían día a día a sectores y categorías donde antes no habían estado.

    Con todo lo relatado hasta aquí ¿qué quiero decir o a dónde quiero llegar? Pues que la convocatoria de la huelga del 14-D contra la reforma laboral del gobierno de PSOE y fundamentalmente por el contrato juvenil que se quería implantar, no tenía nada especifico hacia las trabajadoras, aunque s las condiciones laborales mediante la reforma que se planteaba, se deterioraban, también tendrían consecuencias sobre las trabajadoras y las mujeres jóvenes. Pero, como en todas las luchas, las mujeres afiliadas en CCOO participamos en la preparación de la misma y las trabajadoras en general hicimos la huelga.

    La huelga fue un total éxito y nos dio la medida de lo que la unidad puede conseguir. Pero después del 14-D, una vez retirado dicho contrato juvenil y reformuladas algunas de las reformas propuestas, teníamos que seguir trabajando por poner en los primeros lugares de la agenda sindical muchas de las asignaturas pendientes para seguir subiendo peldaños en la larga escalera de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, insisto que el trabajo era para nuestro interno y para la sociedad.

    Tendrían que pasar algunos años para conseguir avances legislativos, aunque a través de la negociación colectiva los pasitos no dejaban de darse. Hasta 1999, como ya he señalado, no se consigue la primera ley de conciliación (Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras). 16 años después del 14-D se llega a la ley contra la violencia de género (Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género), y, 19 después de ese 14-D se acuerda la primera ley de igualdad (Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres). Sobra decir que esta ley marca un momento muy importante, se regulan aspectos como el acoso sexual, la acción positiva, la discriminación directa e indirecta, la elaboración en las empresas de planes de igualdad…

    También pasaran muchos años hasta incorporar en el seno de las normas de CCOO el reconocimiento de CCOO como un sindicato de hombres y mujeres y la obligatoriedad de una representación de mujeres en los órganos de dirección, primero, estableciendo estatutariamente la representación proporcional al número de afiliación y después, la paridad.

    Hoy, 30 años después de aquella huelga general emblemática, muchas cosas nos pueden parecer historias de abuelas, pero 30 años después tenemos un mercado laboral precario, con múltiples problemas fruto de la pérdida de derechos. Tenemos una violencia hacia las mujeres que no cesa y que no solo se manifiesta a través de la violencia física, también es violencia, pagar menos por el simple hecho de ser mujer, someter a muchas mujeres a chantaje a través del acoso sexual, la trata de seres humanos, etc. Está claro que tanto ayer (1988) como hoy (2019) solo hay un camino, que es la organización y la lucha.

    Ninguna conquista es definitiva pero las conseguidas por las mujeres menos aún. Es necesario estar vigilantes de forma permanente. Hoy no es más difícil que entonces, solo es diferente.

     

    María Jesús Vilches Arribas

    Fue Secretaria confederal de Mujer de CCOO durante los años 1987-2000. Jubilada.